Comentario
Un proceso semejante al de Gorky es el que lleva a cabo su amigo Wilem de Kooning, americano típico como él, por emigrado. Holandés de formación expresionista y llegado a Estados Unidos en 1926, no abandona el lenguaje del expresionismo, pero lo descarga de significado, le quita protesta y agresividad, el contenido social que tenía en Europa. Ayudado por el ejemplo de Picasso, libera al expresionismo de los temas figurativos y, como ha escrito Argan, De Kooning sustituye el Expresionismo figurativo por un Expresionismo abstracto, que no se interesa por las contradicciones o la injusticia del mundo, sino por la angustia individual del ser humano.También él colaboró con la WPA desde 1935 y pintó murales para la Feria Internacional de Nueva York en 1939. Pero después de 1942 dejó en libertad a sus pinceles y era, a finales de los cuarenta con Pollock, el cabeza de fila del expresionismo abstracto. Por entonces hacía una pintura casi monocroma, con esmalte blanco y negro, sin establecer distinciones entre figura y espacio (Pintura, 1948, Nueva York, MOMA).Pero De Kooning no se quedó ahí. Entre 1945 y 1950, en pleno apogeo de la abstracción, cuando sólo parecía posible ser abstracto -si se quería vender, estar a la moda y tener buenas críticas- introduce la figura e inicia un tema que será esencial en su pintura, las Mujeres. A medio camino entre la abstracción y la figuración, esas Mujeres fuertemente expresivas y amenazadoras, descoyuntadas en mil trozos y mil colores por los pinceles -por las brochas- del artista, parecen un cruce de diosas primitivas de la fertilidad y pintadas callejeras obscenas. Humanas y femeninas tienden un puente con la pintura europea y los Cuerpos de dama que pinta Jean Dubuffet, aplastados contra el lienzo como si hubiera pasado una apisonadora sobre ellos.Poco después, en los sesenta, De Kooning siguió can referencias naturalistas en sus cuadros, esta vez de paisaje, resueltas en grandes masas de color, más agradables que los anteriores y aplicadas con signos violentos (Arbol en Nápoles, 1960, Nueva York, MOMA).